Entradas

Horizonte 4. Esperar

Imagen
No sé si está bien o mal, pero no suelo hablar de las sensaciones que mis fotos me producen. Tal vez para no condicionar la mirada de nadie. En esta ocasión voy a hacer una excepción. Esta foto me produce mucha tranquilidad. El equilibrio de la composición, la paleta de colores… pero sobre todo el hombre de la imagen. Que alguien espere a que empiece a caer la noche, coja sus cañas, lance su cebo al mar y se siente a esperar a que algo pique, me parece un contagioso ejercicio de serenidad. Cuando hago fotos no busco ningún resultado en particular, simplemente disfruto del hecho de fotografiar. ¿A él le pasará igual? ¿Acudirá a la playa con sus cañas sin esperar ningún resultado en particular? ¿Le bastará con estar ahí, sentado frente al mar, contemplando el horizonte mientras espera? Bueno, creo que esa no es una mala forma de disfrutar.

Horizonte 3. Saltar

Imagen
 «Saltar al horizonte» tiene una fuerza poética increíble. Sí, es una expresión muy evocadora. Pero de ahí, a subirte a un murete para contemplar el vacío que se abre ante tus pies… ¡Qué necesidad! Desde luego, yo prefiero, simplemente, inmortalizar tal osadía en una foto.

Horizonte 2. Mirar

Imagen
 Pocas cosas despiertan tanta unanimidad como el horizonte. Llegamos a un pueblo de mar, subimos a la parte más alta, llegamos a una explanada —pongamos que junto a un castillo—, nos acercamos a una balaustrada o a un murete y nos ponemos a contemplar el horizonte. ¿Para qué sino hemos subido hasta allá arriba? Aunque siempre puede haber alguien a quien le resulte más interesante mirar hacia otro lado.

Horizonte 1. Jugar

Imagen
 El horizonte es una imagen a la que fácilmente se le puede encontrar un sentido alegórico. Se puede ver en él ese lugar en el que nos espera nuestro futuro, el camino por recorrer, los sueños por alcanzar, ese algo que siempre queda por descubrir, la esperanza... Tantas y tantas cosas.   Entonces te encuentras con un grupo de niños y niñas que juegan en una pirámide de redes delante del horizonte. Mientras trepan, parece como si estuvieran ascendiendo para saltar por encima de esa línea en la que se unen el cielo y el mar: el horizonte. Mi pensamiento simbólico ve una bonita metáfora en estos niños que juegan delante de su futuro. Mi pensamiento realista se pregunta por qué en tantos sitios, no existe el derecho a ese futuro.

Pequeños dioses

Imagen
   Si la fotografía es descripción, entonces una foto en blanco y negro no describe todo lo que hay frente a la cámara porque se le ha sustraído el color. Pero si lo que se busca en una imagen es cierta dosis de abstracción, entonces eliminar el color es la primera decisión que nos distanciará de la "realidad tal como es." Sí, una cámara tiene la capacidad de registrar "la realidad tal como es", pero a veces nos gusta jugar a ser alguna especie de pequeños dioses y crear, a través del contraste, la luz, las texturas y las formas, una realidad, la fotográfica, que no es exactamente igual que la tenemos delante de los ojos. Si te preguntas por qué, la respuesta es muy sencilla: ser un pseudodios es mucho más divertido que ser notario.

Calatañazor 3. El victorioso

Imagen
 Se dice, que en las inmediaciones de este lugar, fue derrotado Almanzor, el gran 'háyib' de Al-Andalus, en el despertar del siglo XI. De la expresión 'Castillo de Almanzor" procede el nombre del pueblo. Y no deja de ser curioso que "el victorioso" (tal es el significado de Almanzor) fuera aquí derrotado y muriera poco después. ¿Tendrá eso algún mensaje oculto? No lo sé, pero si buscamos respuestas en el cielo, tengamos cuidado de no quedarnos mirando al techo.

Calatañazor 2. Niños y niñez

Imagen
 Decía Eduardo Galeano, que el que haya niños no implica que haya niñez. Estoy pensando, por ejemplo, en los niños y niñas de Gaza, masacrada por las bombas sionistas. Allí hay niños. Y niñas. Pero no hay niñez. Ha quedado sepultada bajo los escombros de sus casas. A nuestros pequeños pueblos, los niños y las niñas vuelven en vacaciones. Y con ellos la niñez. Eso debería ser lo normal. Que todo niño, que cualquier niña, tengan derecho a disfrutar del juego y del afecto, en un entorno seguro. Pero no siempre es así. Me pregunto si cuando algún anciano los ve, recordará cuando él era el niño que jugaba en esas calles de cantos rodados.