Leer un libro mientras esperas que te traigan un café, no es mala opción. Por ejemplo, para un domingo por la mañana. Lo que me pregunto, es qué habrá pedido el perro.
Y cualquier fotógrafo de calle que se precie ¿debería tener alguna foto de músicos callejeros o es un tópico que es mejor evitar? Quizás se trata, como decía Elliott Erwitt, de reaccionar ante lo que ves, con suerte sin ideas preconcebidas. Es tan simple como percibir las cosas y organizarlas.
En la calle la vida transcurre con rapidez. En ese discurrir de la vida, buscas gestos, momentos, escenas, instantes... cuando crees que has encontrado uno, aprietas el obturador, y en una fracción de segundo capturas una imagen. Ese ritmo, esa rapidez, te hace estar atento, te obliga a detenerte y observar. Te paras, contemplas la vida delante de ti y entonces, algo parecido al instinto, te hace disparar. Sí, en medio del bullicio de la ciudad, la fotografía te enseña a tener momentos de pausa.
Tortitas con nata, en esa calle las hacen muy buenas ;-).
ResponderEliminarDesde luego el blanco y negro es otra historia, muy elegante, además en esta foto está iluminada por el sol mañanero, muy chula (Amparo)
EliminarSí, me apunto a las tortitas. Están un poco más arriba.
EliminarEl reflejo del blanco de las páginas del libro es un plus.
ResponderEliminarGracias por fijarte en los detalles, Luis.
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