Cuando te gusta ese contraste fuerte entre luces y sombras que se produce cuando el sol está en todo lo alto, si vas caminando bajo unos porches en sombra, es una suerte encontrarte con una mujer que vista un vestido blanco.
Si uno se encuentra con una pared blanca en la que se refleja la potente luz de mediodía, cómo va a resistirse a convertir en silueta al hombre del teléfono.
Creo que fue Garry Winogrand, quien dijo que no se debe confundir la fotografía con el objeto fotografiado. No es infrecuente reclamar de la fotografía un papel de notario de la realidad. Esto debe ser así, en disciplinas como el fotoperiodismo, por ejemplo, pero no es extensible al conjunto de la fotografía como lenguaje y medio de expresión. Una cámara fotográfica tiene la capacidad de registrar lo que hay delante de ella, pero el simple hecho de apretar el disparador, ya supone cierta abstracción de lo fotografiado. Una fotografía es una representación de la realidad, y como tal, está abierta a la interpretación subjetiva del fotógrafo. Así, puede ocurrir, que una imagen que el fotógrafo ve como la cruz del sur, en realidad no sea una cruz, ni esté en el sur.
Pienso que, si veo una silla en un rincón, con una luz intensa que entra en la escena por la izquierda, puede ser una buena idea hacerle una foto. Pienso que, ya que tengo una escena como esta, puede ser una buena idea ponerle como nombre, el rincón de pensar. Y ya que tengo un rincón de pensar, pienso que es mucha la gente que tendría que pasar por él. (A mí al menos, se me ocurren bastantes nombres para sentar en esa silla). Y pienso que, ya que tengo una silla y un rincón, puede ser una buena idea parafrasear los famosos versos de Becquer “Del salón en el ángulo rincón oscuro, de su dueño del pensador tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo, veíase el arpa la silla”
Que bien elegido el motivo y forzado con contraste
ResponderEliminarquise decir.... "y el forzado del contraste" (aquí el contraste tan acusado juega un papel esencial a mi modo de ver)
ResponderEliminarExactamente. La luminosidad que desprendía el blanco del vestido, estaba pidiendo a gritos forzar la exposición para tener un contraste tan fuerte.
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